SEGUNDA PARTE
PROYECTO X, UNA PELÍCULA
QUE QUISE VER A PARTIR DEL 22 DE NOVIEMBRE.-
22
de noviembre, “sólo esto me faltaba….. la tal caída de este guambrito, y yo solita”
(mi esposo estaba de viaje y regresaba a casa a las 03:30 am del 23). Fue mi primer pensamiento, tan pronto amaneció.
Durante el día, me
comenzaron a whasttapear las mamás “que hay fiesta en tu casa me dice mi guagua”,
“será que necesitas refuerzos amiga?”, yo solo les respondía: “vengan”…”vengan a dar una manito”, “será que
me acompañan?” y nada…la respuesta era “justo hoy tengo cena por aquí…por allá
y más allá”. La verdad, no era una
reunioncita organizada por el comité de padres de familia, precisamente.
Salí
del trabajo a eso de las 17h00, mientras iba a casa, recibí un chat: “mamita comprarás cositas para picar”, pensé "el colmo el guambra", y
corrí obediente al supermercado, compré todo lo que pude y las colas, pensando “ahora
si, esto le descuento al muchachito”.
Llegué
a casa, vi una escoba y me puse a barrer el patio, “mamita, no hagas eso, a
ellos no les importa el piso, de gana”, no le hice caso. Entré a mi casa y vi unas tiras amarillas,
que decían “peligro”, cercando el acceso interno de la casa y al segundo
piso, esas tiras que ponen cuando hay asesinatos en alguna parte. 5 chicos corrían de un lado a
otro, quitando espejos, cuadros, adornos de un espacio social que tengo para
las reuniones familiares. “mamita, pon
papel higiénico y toallas” ordenaba mi hijo, en el único baño que quedaba habilitado para
la “caída”. Un mueble gigante que tengo,
cercaba entonces las gradas que llevaban
desde abajo hacia el interior de la
casa. “todo bajo control” me repetía una
y otra vez mi hijo, como tratando de convencerse a sí mismo.
Eran
las 19h00 y ya habían como 20 chicos en el patio. Mi hijo, cambiado de ropa, bien peinado (osea
despeinado) y perfumado, tenía unos walkie talkie (no sé si así se siguen
llamando) conectados con otros y se daban entre ellos
instrucciones. Tenía un cartel en el
pecho que decía: “Staff Rave”. En efecto, algunos "hermanos mayores" llegaban y
se instalaban en la puerta de mi casa. Una
linda jovencita tenía una caja de zapatos forrada con un letrero “RAVE CASH”. “para qué es eso?”, le pregunté, “para
recoger el dinero, tenemos que pagar al DJ”. A las 19h30 llegó el famoso DJ y su
equipo y sin pedir permiso, pum pum entraron con un montón de luces, equipos y comenzaron a instalar todo en el
exterior de mi casa. “Muchachito, por
Dios, qué es esto, le pregunté a mi hijo”, “tranquila mamita, todo está
controlado, ya verás, y el DJ es uno de los mejores de Quito”, me decía
Llamé
a los guardias de mi urbanización, dos llegaron en moto, y cual brigada
policíaca daban vueltas por la calle,
haciendo sonar las motos. “perfecto,
esto les amedrentará y se portarán formalitos”, pensé. Llamé
al esposo de mi empleada, pidiendo ayuda y raudo y veloz vino a instalarse en
la parte posterior de la casa.
Los
5 amigos con mi hijo al Centro, agacharon sus cabezas y se santiguaron, y exclamaron: “todo está listo”. Cuando eran las 20h30 recibo una llamada de
la guardianía: “señora, hay una fila de
carros inmensa que se sale de la urbanización y está hasta la vuelta de la otra
cuadra, qué hacemos, les dejamos pasar?”,
“Emilio, qué hago, terrible me parece….”, “mamita, déjales pasar, todo
está controlado y hasta con lista de –invitados-“, después me enteré que la tal
lista nunca funcionó. “déjeles pasar
señor guardia, no nos queda otra, pero ojo con la lista”, le respondí.
Salí
a ver la llegada de los “invitados”, me instalé a un lado de la puerta y veía
como “otros” controlaban la entrada de la gente a mi casa. A unos les decían, “tu no puedes, estás muy
grande” y les dejaban fuera, hasta pena
me daba y así seguían llegando. Todos entraban corriendo, como si se fueran a
perder algo bueno o buenazo. De un carro me gritaron, “hola, a los tiempos, te dejo a
mi hija, gracias por cuidarla”. Quien también sería, no les podía ver bien, después
supe que eran unos amigos de la familia a quienes no había visto en años. “todos son del colegio?” pregunté. “a este paso, vienen de todos los colegios de
Quito”, me respondió el joven que estaba
a mi lado. “nooooo……y ahora qué hacemos”, “ya nada, esto puede terminar como proyecto X”,
me respondió. “Qué es eso, con qué se come, no me asustes, que es Proyecto X”
le contesté preocupada. Fue entonces
cuando por primera vez escuché hablar de
aquello.
En
fin, llegada las 21h30, un “hermano mayor”, me pide que pare la entrada de los “invitados”
a la urbanización. “señora, pero si tenemos una cola grande todavía de carros”
me dijo el guardia, “ni modo, pare la entrada” le dije. Mi celular sonaba con insistencia todo el
tiempo, a la final contesté, “Fernanda, soy fulanita, mamá de la Sacha,
compañera de la Vivy, prima de la Lorena, y traigo a mi hija Nicole y a mis
sobrinas Pame y Majo a la fiesta y no
nos dejan entrar, ayúdame pls, mueve tus influencias”.
A las 10h00 ya teníamos armada una movida kermess
en mi casa y la música sonaba por todo lado.
No había rincón (menos mal por afuera) en el cual, no haya chicos y chicas bailando,
deambulando, y otras cosas (no piensen mal).
Yo, corría todo el tiempo de adelante hacia atrás, de un costado al otro
de la casa, miraba para cada lado, a
ratos miraba hacia el Cielo y pedia: “que
todo salga bien Diosito, pon tus guardias y ángeles a trabajar”, hasta el pobre
Diosito estuvo metido en la “caída”.
A
las 12h00 pm, entré a la cocina, y de pronto, tenía unos 20 chicos ya adentro. Mi hija me
chateaba preocupada y a ratos se reía desde los USA, y unos chicos a quienes no conocía me preguntaron: “con
quien chatea señora”, “con mi hija, está en los USA”, ya estaba dialogando con
los muchachos, buena señal, “cómo se llama su hija?”, “es conocida como Vivy”,
..”ahhhh usted es la mamá de la Vivy”, “así es”…. “yo soy el hermano menor de
la Caro”, “yo soy el hermano de la Sol”, “yo soy hermana de la Dani”,y así el
resto…todos los nombrados compañeros ya graduados del colegio de mi hija
Vivy. Eso, no sé porqué, trajo algo de paz a mi estresado corazón.. En fin, resultaba que ahora ya estábamos todos
en familia.
A
mi hijo le perdí la pista, desapareció
en aquel mundanal ruido, luego supe que ya estaba dedicado al baile como
perinola, obviamente, lejos de mi mirada, pues chico de esa edad que se respete, no puede
ser visto en esas actividades mundanas por sus progenitores.
Así
transcurrieron las horas, la verdad no vi muchos chumaditos, sólo unos pocos
que venían a conversar conmigo y yo les sermoneaba: “qué bruto, para qué tomaste, ya ves te
pierdes la linda fiesta”, me respondían:
“toooomado yo, jamaaaás”.
A
las 02h00, mi hijo paró ipsofacto la
música, para esto, ya tenía dentro de
casa unos 15 chicos, yo gentilmente, les hice pasar a la sala para que “descansen”
y pasaba revista a los adornitos sobre la mesa, alejándolos un poco para evitar
desgracias y cuestionándome a mi misma: “qué
bruta, qué estoy haciendo”. y nuevamente la cola de carros otra vez, pero ahora en otra dirección, ya los papás retirando a sus cachorros. A eso de las 02h30, 6 chicos con fundas
negras, recogían la basura del patio. Mi casa
quedó como la Av. Shyris al otro día de las fiestas de Quito. A las 03h00, ya todo estaba arreglado. 5
chicos muy juiciosos se quedaron a dormir en mi casa. A
las 03h30 llegó mi esposo. “qués pues,
no había fiesta ahora?”, yo recostada en mis aposentos le respondí: “of course, ya todo se acabó, ahí donde le
ves, tu hijo es bien juicioso”, como
buena madre, siempre le acolito y le hago publicidad ante el padre.
Al
día siguiente, mientras desayunábamos todos, escuchamos que alguien subía las
gradas, era un joven muy simpático, quien había decidido quedarse a dormir en
el cuarto de la empleada (menos mal que no la tengo). Era uno de los souvenirs de la “caída” en mi casa, que en medio de todo, tuvo
un final tranquilo, un Rave que marcó historia dicen.
Entre
ángeles, guardias, hermanos mayores y mi sola presencia aunque escasa en esos
momentos de liderazgo, propiciaron que Proyecto X no se replique en una casa
sencilla de la urbe vallecense de Cumbayá.
Lo que sí sé es que cuando vamos por la calle con mi hijo y sus amigos,
muchos muchachos y chicas, le gritan “Hola
Emilio, para cuando la próxima!”.
Volviendo
al principio, terminé de ver la película Proyecto X, ya era muy noche; elevé mis oraciones al Señor, agradeciéndole por
haber trabajado conmigo en equipo ese 22 de noviembre. Reflexioné sobre el corazón bueno y limpio que todavía tenemos en los jóvenes del Ecuador, fruto de los valores de nuestras familias y me fui a dormir.
Al
siguiente día: me volvió la inquietud
luego de ver la película: “hijo, a la final, como cuántas personas
estuvieron en su –caída- de noviembre?”.
“hicimos cálculos mamita, unos 250“, .
moviendo mi cabeza de un lado a otro: “qué bestia”, pensé. “mamita, qué te pareció la película?”, “peor
que la del Conjuro”, le respondí.