martes, 4 de marzo de 2014

LOS COSMETICOS NO SON SUNTUARIOS. LA HISTORIA DEL JABÓN


¿POR QUÉ LOS COSMETICOS NO DEBERÍAN SER CONSIDERADOS COMO “SUNTUARIOS”?.-

El cosmético existe desde la misma aparición del ser humano sobre la faz de nuestro Planeta.  En sus diversas formas, ha acompañado al hombre, a lo largo de siglos de existencia.  Por qué no deberían ser considerados como “suntuarios”?

Para ello, debemos basarnos en la historia de cada uno de ellos, luego de lo cual iremos efectuando un análisis más completo, producto por producto.  En esta entrega, iniciaremos con los productos de higiene, tales como el Jabón, también considerado erróneamente, como “suntuario”.  Recorreremos a continuación, un poco de su historia.

CREAR HÁBITOS:  EL ORIGEN DE LOS PRODUCTOS COSMÉTICOS.-  EL JABÓN

¿Dónde surgió el jabón? ¿Cómo nuestros ancestrales se perfumaban el hálito?  Vamos a seguir un relato histórico breve, que nos pone al tanto de la evolución del jabón, desodorantes, talcos  y productos para la higiene.

Dice una antigua leyenda romana que el jabón tiene su origen en el Monte Sapo, situado en las proximidades de Roma, en donde los animales, eran ofrecidos en sacrificio a los dioses.   La grase que escurría de estos animales, se mezclaba con la madera quemada en el altar.  Cuando esta mezcla arcillosa resbalaba por las laderas del monte, llegando al margen del rio Tibre, entraba en contacto con las ropas lavadas por las mujeres que limpiaban  las mismas con mayor facilidad.

Los más antiguos indicios arqueológicos de la existencia de materiales saponificantes, fueron encontrados en cilindros cavados en las ruinas de la antigua Babilonia y son anteriores a 2600 a-C.  Las inscripciones indicaban que el material era utilizado para limpiar el pelo y para ayudar a conservar (o incluso hacer) los peinados.

En el inicio de la era Cristiana, el escrito , historiador y administrador romano  Plinio el Viejo (24-79 d.C.), autor de la obra Historia Natural, describe la preparación del jabón a partir del conocimiento del sebo de carnero con cenizas de madera.  El atribuye a los fenicios que practicaban  600 a.C.

El médico griego Galeno (130-200 d.C.) también dejó el registro de una técnica, en la cual el jabón preparado con grasas y cenizas, era utilizado como medicina o para remover tejidos muertos de la piel.

Por su parte, en el antiguo Egipto, además de la grasa animal, la mezcla para limpiar el cuerpo incluía aceites vegetales.

Sin embargo, el jabón en su forma sólida solamente surgió en el siglo VII, cuando los árabes crearon el proceso de saponificación, a partir del hervor de una mezcla de soda caustica, grasa animal y aceites naturales.   Durante el período de la ocupación árabe de la Península Ibérica, los españoles añadieron aceite de oliva a la mezcla para perfumarla.

Algunos siglos después, en la Edad Media, los europeos continuaban con el hervor de la grasa animal y las cenizas  para hacer el jabón.   Por ser considerado muy agresivo para la piel, el producto era destinado para el lavado de ropa y pisos.   Un tipo de jabón de baño era producido en pequeña cantidad  en  fábricas pioneras de Marsella, Francia y en  Italia y España.  Sin embargo, eran un lujo y estaban más allá del poder de compra de la mayoría de la gente de la Edad Media.    Debido al alto valor, el artículo era poco conocido incluso entre los más ricos.  Cuando los nobles recibían  una cajita de jabones, el refinado regalo incluía  instrucciones para su uso.

Vino del químico francés  Nicolás Leblanc una importante contribución para la fabricación  comercial del jabón en larga escala. En |791 patentó  un proceso que utilizaba cloruro  de sodio – sal de cocina – (en lugar de madera) para producir bariila (carbonato de sodio), el elemento activo encontrado en las cenizas que se junta a la grasa para hacer el jabón., procedimiento que abarató  la producción de la soda cáustica  (hidróxido de sodio).

En el inicio del siglo XIX, el químico belga  Ernest Solvay, inventó el proceso del amonio, también utilizando el cloruro de sodio, para el hidróxido de sodio.  Con la innovación hubo mejoría en la calidad y en la cantidad de la soda para la fabricación del jabón.

En 1878 surgió el Jabón Blanco de Procter & Gamble, posteriormente, bautizado con el nombre de Jabón Blanco Marfil.    Un año después de inicio de la fabricación, la distracción de un empleado, marcó un momento importante en la evolución del producto.  Tal empleado se olvidó del equipo mezclador  del jabón, movido a vapor, que entonces  funcionó más tiempo que el necesario, ocasionando  la introducción de aire en la mezcla , este accidente produjo la aparición de gran cantidad de espuma.    Después de endurecida, la espuma que transbordó del equipo  fue cortada en pedazos para ser descartada.    Sin embargo, se notó que la misma, aparte de limpiar, flotaba , por eso el producto fue enviado al local de corte. El éxito entre los consumidores fue inmediato.

Al irse perfeccionando la industria , fueron desarrollándose versiones más suaves, tales como los jabones de glicerina .  La mano de obra de las fábricas se tornó más rápida y eficiente con los nuevos equipos.

El inicio de las importaciones del jabón de aceite de oliva, llevó a  fabricantes  de diversos países, a probar nuevas fórmulas ,utilizando aceites de algodón de coco y de palmera.  Los jabones Ivory y Palmolive  (llamado así por su mezcla de aceite de palmera y de oliva) fueron los primeros éxitos de esta industria naciente.

Durante las últimas décadas,  las versiones en barras  y líquidas de los jabones disputan la preferencia del consumidor, y ofrecen gran diversidad de aromas y percepciones sensoriales, además de atributos que agregan valor al producto, tales como acción exfoliante e hidratante.

 

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