¿POR QUÉ LOS COSMETICOS NO DEBERÍAN SER CONSIDERADOS COMO “SUNTUARIOS”?.-
El
cosmético existe desde la misma aparición del ser humano sobre la faz de
nuestro Planeta. En sus diversas formas,
ha acompañado al hombre, a lo largo de siglos de existencia. Por qué no deberían ser considerados como
“suntuarios”?
Para
ello, debemos basarnos en la historia de cada uno de ellos, luego de lo cual
iremos efectuando un análisis más completo, producto por producto. En esta entrega, iniciaremos con los
productos de higiene, tales como el Jabón, también considerado erróneamente,
como “suntuario”. Recorreremos a
continuación, un poco de su historia.
CREAR HÁBITOS: EL
ORIGEN DE LOS PRODUCTOS COSMÉTICOS.- EL
JABÓN
¿Dónde
surgió el jabón? ¿Cómo nuestros ancestrales se perfumaban el hálito? Vamos a seguir un relato histórico breve, que
nos pone al tanto de la evolución del jabón, desodorantes, talcos y productos para la higiene.
Dice
una antigua leyenda romana que el jabón tiene su origen en el Monte Sapo,
situado en las proximidades de Roma, en donde los animales, eran ofrecidos en
sacrificio a los dioses. La grase que
escurría de estos animales, se mezclaba con la madera quemada en el altar. Cuando esta mezcla arcillosa resbalaba por
las laderas del monte, llegando al margen del rio Tibre, entraba en contacto
con las ropas lavadas por las mujeres que limpiaban las mismas con mayor facilidad.
Los
más antiguos indicios arqueológicos de la existencia de materiales
saponificantes, fueron encontrados en cilindros cavados en las ruinas de la
antigua Babilonia y son anteriores a 2600 a-C.
Las inscripciones indicaban que el material era utilizado para limpiar
el pelo y para ayudar a conservar (o incluso hacer) los peinados.
En
el inicio de la era Cristiana, el escrito , historiador y administrador
romano Plinio el Viejo (24-79 d.C.),
autor de la obra Historia Natural, describe la preparación del jabón a partir
del conocimiento del sebo de carnero con cenizas de madera. El atribuye a los fenicios que
practicaban 600 a.C.
El
médico griego Galeno (130-200 d.C.) también dejó el registro de una técnica, en
la cual el jabón preparado con grasas y cenizas, era utilizado como medicina o
para remover tejidos muertos de la piel.
Por
su parte, en el antiguo Egipto, además de la grasa animal, la mezcla para
limpiar el cuerpo incluía aceites vegetales.
Sin
embargo, el jabón en su forma sólida solamente surgió en el siglo VII, cuando
los árabes crearon el proceso de saponificación, a partir del hervor de una
mezcla de soda caustica, grasa animal y aceites naturales. Durante el período de la ocupación árabe de la
Península Ibérica, los españoles añadieron aceite de oliva a la mezcla para
perfumarla.
Algunos
siglos después, en la Edad Media, los europeos continuaban con el hervor de la
grasa animal y las cenizas para hacer el
jabón. Por ser considerado muy agresivo
para la piel, el producto era destinado para el lavado de ropa y pisos. Un tipo de jabón de baño era producido en
pequeña cantidad en fábricas pioneras de Marsella, Francia y
en Italia y España. Sin embargo, eran un lujo y estaban más allá
del poder de compra de la mayoría de la gente de la Edad Media. Debido al alto valor, el artículo era poco
conocido incluso entre los más ricos.
Cuando los nobles recibían una
cajita de jabones, el refinado regalo incluía
instrucciones para su uso.
Vino
del químico francés Nicolás Leblanc una
importante contribución para la fabricación
comercial del jabón en larga escala. En |791 patentó un proceso que utilizaba cloruro de sodio – sal de cocina – (en lugar de
madera) para producir bariila (carbonato de sodio), el elemento activo
encontrado en las cenizas que se junta a la grasa para hacer el jabón.,
procedimiento que abarató la producción
de la soda cáustica (hidróxido de
sodio).
En
el inicio del siglo XIX, el químico belga
Ernest Solvay, inventó el proceso del amonio, también utilizando el
cloruro de sodio, para el hidróxido de sodio.
Con la innovación hubo mejoría en la calidad y en la cantidad de la soda
para la fabricación del jabón.
En
1878 surgió el Jabón Blanco de Procter & Gamble, posteriormente, bautizado
con el nombre de Jabón Blanco Marfil.
Un año después de inicio de la fabricación, la distracción de un
empleado, marcó un momento importante en la evolución del producto. Tal empleado se olvidó del equipo
mezclador del jabón, movido a vapor, que
entonces funcionó más tiempo que el
necesario, ocasionando la introducción
de aire en la mezcla , este accidente produjo la aparición de gran cantidad de
espuma. Después de endurecida, la espuma que
transbordó del equipo fue cortada en
pedazos para ser descartada. Sin embargo,
se notó que la misma, aparte de limpiar, flotaba , por eso el producto fue
enviado al local de corte. El éxito entre los consumidores fue inmediato.
Al
irse perfeccionando la industria , fueron desarrollándose versiones más suaves,
tales como los jabones de glicerina . La
mano de obra de las fábricas se tornó más rápida y eficiente con los nuevos
equipos.
El
inicio de las importaciones del jabón de aceite de oliva, llevó a fabricantes
de diversos países, a probar nuevas fórmulas ,utilizando aceites de
algodón de coco y de palmera. Los
jabones Ivory y Palmolive (llamado así
por su mezcla de aceite de palmera y de oliva) fueron los primeros éxitos de
esta industria naciente.
Durante
las últimas décadas, las versiones en
barras y líquidas de los jabones
disputan la preferencia del consumidor, y ofrecen gran diversidad de aromas y
percepciones sensoriales, además de atributos que agregan valor al producto,
tales como acción exfoliante e hidratante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario