sábado, 23 de abril de 2016

(TERREMOTO ECUADOR) NO ESTAN SOLOS, HAY ANGELES PRETENDIENDO CAMBIAR SU MUNDO.....




NO ESTÁN SÓLOS, HAY ÁNGELES PRETENDIENDO CAMBIAR EL MUNDO, QUE AHORA YACE RETORCIDO ENTRE CEMENTO Y POLVO.  LO MEJOR ESTÁ POR VENIR, TANTAS MANOS JUNTAS, LO GRITAN A LOS CUATRO VIENTOS!!!


            Ecuador, nuestro bello país, hoy herido y mutilado, roto y desmembrado.  ¿Qué te pasó, país querido?, hasta ayer, sonreías a través de la risa loca de tus adolescentes, que llenaban las calles con sus voces.  Hasta ayer paseabas a tu gente, por las veredas empolvadas de alegría.  El mar, como marco guardaba  un paisaje que bañaba  de emoción el  corazón de quien te visitaba.  Los niños corrían de un lado a otro, tras una pelota o cargando una muñeca, o tan sólo mirando el horizonte, en busca de alguna gaviota perdida.  Otros  pequeños y confiados, agarrados de una mano, de su madre o padre, ellos como pretendiendo no dejarlos caer, ni dejar pasar aquello que pudiera hacerles daño. Tus ancianos, con caminar  pausado, como queriendo detener el tiempo en cada paso.  Tus hombres y mujeres, trabajadores incansables, con espíritu altivo y generoso, envueltos en una calidez que contagiaba. 




Hoy yace esa pelota, desinflada por el peso de una losa, una muñeca perdida en medio del cemento, una mano que no pudo impedir que el alma partiera de un cuerpo que quedo sembrado, entre fierros y hormigón.  El mar sigue lamiendo cada centímetro de playa, como queriendo limpiar el dolor que se impregna en la oscuridad del alma de quien vio extinguirse una vida.


Qué te pasó amado Ecuador?  Quien te hizo esto?.  solo el silencio responde ahora.  




A lo lejos llega gente con cascos, botas y perros.  Con guantes o sin ellos, retiran los fierros enmarañados y torcidos, como pelotas de lana, que reflejan una fuerza incontrolable.  ¿Cómo pudo suceder?, el silencio continua como respuesta. 


Siguen llegando hermanos, cargados de cajas, fundas y esperanza.  Enjugan las lágrimas de quienes se acercan, ofrecen palabras de aliento y consuelo.  Ya nada , parecería que pudiera devolver   la sonrisa escondida en un espíritu desolado. 


 






                        


Llegan más y más ángeles a ayudar.  Retiran escombros, rescatan vidas, aparecen con sus manos llenas, con su mirada repleta de bondad, esa  bondad que es propia del corazón humano.




Todo un país volcado a encender  una luz; a dar ánimo a quienes tienen temor de caminar hacia un nuevo horizonte; a recoger del suelo un ladrillo y lanzarlo al aire gritando con todas sus fuerzas “esto ya  está demás, porque lo mejor está por venir.”  No importa el rincón del cual salen estos ángeles, no es más que un Ecuador unido, como nunca antes.  Es un país, que anhela volver a latir con sus calles empolvadas de alegría, con sus ancianos contando historias, con gente  que ahora extiende su mano hacia otra, y que le dice:  “todo estará bien”,  que mirando al Cielo, eleva una oración que devuelve la fuerza, a tantos corazones abatidos.


A lo lejos, un niño corre por la playa, juega y sonríe.   Una gaviota extiende sus alas y su sombra lo cobija.




 


 


Ecuador lo mira  y en su alma nace la esperanza.


 


 


Te levantarás más fuerte que antes, pues hoy, los ecuatorianos hemos saboreado lo que es la unión.  Nuestras almas juntas, pegadas creando una sinergia que nos da fortaleza. Ahora, una sonrisa brota en nuestros labios, pues en el horizonte se vislumbra la imagen de la reconstrucción, de un renacer en medio de las cenizas.


Entonces, desde  el fondo del alma surge una voz tranquila,  inundada de paz y afecto, que nos dice a todos, “calma, que lo mejor está por llegar”.


 



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